“Comidas para la memoria”, como el mismo nombre indica graba el presente desde una secuela
histórica actualmente yacente, la situación laboral de la mujer. A través de mi abuela, podemos
visualizar a todas aquellas mujeres olvidadas, tapadas y menospreciadas, cuales cualidades
diarias eran tal laboriosas y requerían igual esfuerzo mental y físico que cualquier otra profesión
llevada a cabo por el hombre. Todas aquellas mujeres, que lo han dejado todo por el hogar y
que todavía hoy en día sigue sin considerarse su trabajo. Ellas nunca se pueden jubilar, nunca
han tenido ni tienen vacaciones y nunca su trabajo ha sido remunerado, han vivido y viven en el
reflejo de otras personas.
A demás se recupera la comida tradicional, lejos de los actuales chef, las mujeres mayores tienen
un legado con la gastronomía que ha sido transmitido de generación en generación a través
del boca a boca y de la observación.
Gracias a ello se ha conservado la sabiduría de la mujer y de la tierra, la naturaleza de los alimentos
que se cocinan en cada época del año, debido a su temporada natural de recolección de
las hortalizas, las verduras y las frutas. El clima de cada pueblo, ciudad o región, también afecta
en la gastronomía, ya que conlleva preparar unos platos u otros, tanto para abrigar el cuerpo del
frio de invierno como para suministrarlo de los líquidos que ha perdido en los días calorosos.
Otro de los temas es mencionar a la mujer como cocinera, que ha pesar de su constante trabajo
durante la historia domina la presencia del hombre en los programas televisivos. Cuales ensalzan
la cocina con su presencia, nunca con el conocimiento popular que se ha transmitido de
madres, abuelas a hijas.